Mayra Barraza
12.12.00
Estamos en el bus de Transnica haciendo cola para pasar la frontera a Honduras. Finalmente voy camino a Nicaragua. Me siento aliviada…
14.12.00
Es temprano, no sé que hora exactamente, comienza a salir el sol y a pegar en mi ventana. Estoy en una habitación cómoda en esta gran casa que se ha hecho construir Armando Morales en las afueras de Granada. La casa es un gran cuadrado (le gustan los cuadrados) con un patio interior y corredores interiores, así como en la fachada. Paredes blancas, madera de color rojizo y un bello piso cuadriculado crema y gris. La casa esta rodeada de un jardín y un muro de enredaderas y alrededor todavía tiene terreno con la vegetación más esparcida.
Ayer comenzamos a trabajar, estiramos un rollo de papel Canson de 125 gms/m2 y lo preparamos con una mezcla de gesso y modeling paste (gesso 4 cuch., mod. paste 1 cuch. y agua, hasta llegar a la consistencia de la leche). Pero más que nada hablamos.
Él se despierta a las 4am; a las 6am ya está listo para trabajar. Yo, a las 6am y a las 8am I´m ready. Platicamos de todo lo habido y por haber. De pintura, técnica, pintores, de plantas, insectos, viajes, selvas, exposiciones, amistades, política, religión y etc., etc. El hombre es casi una enciclopedia viva que se regocija en contar lo vivido y que además lo relata de manera amena…
17.12.00
Hoy es sábado, no puedo creer que apenas han pasado 5 días desde que llegué a Nicaragua. ¡Me han parecido tan largos! Ahorita deben de ser como las 10pm y estoy en Rama, el último punto en la carretera. Salí de Granada al mediodía en un “expreso”, me fui en taxi a la estación de buses a agarrar el “expreso” a Rama que tardó desde las 2pm hasta las 9:30pm en llegar. Siete horas y media sin detenernos y el bus lleno todo el tiempo. Comiendo mandarinas, nachos y tortillas de elote con cuajada. Ah, pero que felicidad salir de ahí y dirigirme a Bluefields. Rama es un pequeño infierno de lugar (a primera vista y de noche un sábado): lodo en las calles y el “Hospedaje Central” que es “el más limpio” tiene letrinas comunes (sin papel higiénico por supuesto) y colchones en forma de hamaca. Pero el cuartito con paredes de madera pintadas mitad verde esmeralda y mitad blancas, con cedazos en toda la parte de arriba, tiene una deliciosa sábana limpia y tranquilidad. (Me corrijo, acabo de matar una pulga, o quizá la traía yo desde en la mañana cuando estuve dibujando al toro en la finca de Juan Sequeira).
Mañana temprano a desayunar (apenas he comido), pagar el hotel y agarrar la primera panga a Bluefields. El regreso me arriesgaré a hacerlo por avión desde Bluefields a Managua. No vale la pena hacerlo por tierra dos veces.
Por la mañana me fue bien, me levanté con la salida del sol a empacar mis cosas, fui a desayunar y subí a darle la noticia a Don Armando. “He decidido no continuar. Me voy hoy.” No pregunto nada… Me fui donde Juan y anduvimos a caballo un rato en medio de esos pastizales iluminados por la luz de la mañana que se ven tan suaves como el pelo de un conejo. Muy amable Juan (primo de Armando). De esas personas sencillas, amigables pero muy astutas. Me animó lo que pudo en mi viaje a la costa. Le regalé el último dibujo que hice, fue el mejor, del toro echado en la sombra, trabajado con tinta china. Regresé a la casa de Morales y me despedí.
Mañana espero descansar en Bluefields.
Domingo 18.12.00
Estoy en Bluefields. Llueve intermitentemente y cuando no, sale el sol como si nada.
En la mañana me levante con los gallos (invisibles pero audibles), me vestí rápidamente y salí a conocer algo de Rama y buscar qué comer. Había un par de lugares pero ninguno me entusiasmó así que de desayuno, nada. El lodo y la suciedad igual por todos lados. Fui a comprar lo que urgía: agua de beber, papel higiénico y un par de sandalias para la ducha o huacal de la siguiente parada. La panga, rápida, pero llenísima de gente y bultos. El Río Escondido tendría quizá 1 km de ancho (96 kms de largo entre Rama y Bluefields) y se fue ampliando a medida que nos acercábamos a Bluefields. La vegetación variada en las orillas: palmeras, naranjas, caña, plátanos. Ya casi al llegar a la desembocadura del río sí se veía más espesa y uniforme. Cuando llovía estirábamos un gran plástico negro sobre nuestras cabezas y sólo se oía el aletear del plástico con el viento mientras la panga subía y bajaba. La gente es bilingüe, en general. Los tipos físicos son muy variados: desde negros hermosos, pasando por lo que me imagino son criollos nicas bien revueltos, hasta lo que me imagino ha de ser descendencia indígena miskita: tez café/gris, ojos grandes rasgados, nariz pequeña afilada y frente amplia.
Vi todo tipo de garzas por el camino. Y lo más bello del viaje fue al llegar a la boca del río, donde de repente se abre y hace inmenso. Y desperdigados por todos lados, mechones de islas.
Bluefields es en realidad muy bello. Mucho más poblado de lo que me había imaginado. La costa consiste de pequeñas lomas llenas de construcciones, en su mayoría de madera pintada de colores. Me metí al primer hospedaje que encontré, casi frente al mercado…
Lunes 19.12.00
Estoy en la “Disco Bar El Flotante” una pequeña casa en forma hexagonal construida sobre el agua en la punta contraria al muelle principal. Está vacío, tiene sillas cómodas y una vista extraordinaria. He venido a comer rico y a aprovechar para hacer un par de apuntes de la vista desde acá…
Hoy en la mañana fui al mercado a ver qué venden y a comprar mi desayuno: una deliciosa tortilla bien calentita, recién echada con un buen pedazo de queso fresco. En el mercadito hay de todo un poco pero sobre todo una gran variedad de raíces, el jengibre y la yuca son los que reconozco, pero hay muchos más.
En el muelle estaban las lanchas (no sé como les llaman), hechas de un solo tronco de árbol, de más o menos 6 metros de largo, llenas de naranjas y mandarinas. La gente (cuando quiere) es dulce en su trato y su hablar (sweet talk), de amor o love para arriba.
Como a las 3pm alcanzé a tomar una panga a El Bluff. Nos llovió fuerte pero rápido en el camino. Es impresionante como el agua cambia de color y el cielo se va ahuecando de negro y gris con la tormenta que viene. No queda más remedio que esperar a que pase. Llegamos y El Bluff me pareció una isla, aunque en el mapa parece parte de un pedazo alargado de tierra. Lo recorrí enterito: había una especie de acera/malecón a todo alrededor. Me recordó un poco a Flores, pero este era más grande y las casas mucho más pobres. A medio camino se escuchaba como que venía cayendo una gran tormenta, pero no, era que había llegado al lado que golpeaba el mar, era el oleaje furioso lo que escuchaba. Parece ser que El Bluff es además puerto o estación para barcos grandes de carga y medianos pesqueros. Al regreso (dura 15 min. aprox. el viaje en panga) el color del agua era bellísimo: gris malva con blanco/celeste y gradualmente oscureciéndose a un malva oscuro con resplandores como de burnt sienna o quinacra violet. Las luces de Bluefields al fondo…
He visto tanta gente bella acá. Si alguna vez pintara figura humana otra vez serían retratos de la gente de este lugar.
Mañana voy a Laguna de Perlas el día y el miércoles salgo para Corn Island en barco.
Martes 20
Salí temprano para el muelle para abordar la única panga que va y viene en el mismo día. Me tocó esperar bastante a que saliera pero valió la pena. El viaje es muy bello y se hace en más o menos hora y media. No pude meterme a conocer el pueblo porque la panga salía en media hora y me dio miedo quedarme sin transporte de regreso, aunque terminó saliendo hora y media después… Pareciera que mientras más se aleja uno de los amontonamientos urbanos, más limpio es todo. Me sentí algo perdida tanto en Laguna de Perlas y El Bluff como en Bluefields pues carecen de un centro. Sí las calles tienen algo de cuadrícula, pero la distribución de espacios no responde a una visión céntrica de las jerarquías de poder.
Parece ser que Laguna de Perlas sirve como base para ir a los cayos cercanos y los otros pueblos por ahí. Hay varios hospedajes bonitos y limpios. Todos los viajes en panga por la costa se hacen atrás del mar, es decir por las bahías y ríos adonde no llega el oleaje del mar…
Miércoles 21
Estoy finalmente en Corn Island. Y digo finalmente porque ha sido un viaje largo y agotador. El barco venía lleno de gente, bultos y carga. Salí del hospedaje como a las 7:30am para el muelle, compre mi boleto (“¡Barco con capacidad para 150 personas!”, me dijo el de la boletería, lo cual es una ficción) y me metí al barco que ya estaba lleno a esa hora, y eso que supuestamente salía a las 8:30am. Logré conseguir un asiento en la parte más resguardada de la lluvia y me fui a la proa. Allí me quedé casi todo el camino excepto cuando llovía. Pero adentro era demasiado tremendo: la gente acostada en el piso y en los asientos, vómitos por todos lados y en la cabina de asientos el calor el motor era insoportable. Afuera era maravilloso, la vista del inmenso mar cambiando de color desde la salida y después en línea recta a la isla. Hemos llegado como a las 4pm. Han sido, sí, como 5 horas de camino.
El lugar es absolutamente hermoso. El agua clara, piedras y conchas en las orilla de la playa y muy poca gente, turistas menos. Mar, mar, mar, todo alrededor…
Jueves 22
…Hoy caminé mucho por la calle principal hasta llegar a “The Island´s Store”, una tiendita limpia y muy surtida. Le pregunté al señor si faltaba mucho por llegar al hotel, me dijo que no, que unas 4 cuadras. Caminé y caminé hasta que comencé a dudar qué significado tendría el término “cuadra” para alguien que vive en un lugar que no urbanizado.
Por partes caminé por una calle lodosa y por partes por la playa. Hay algas y corales y conchas y piedras de todo tipo y, por supuesto, plásticos. Me bañé en el mar. Las olas muy pequeñas y muy lejanas. Hay una brisa fresca constante que cuando desaparece el sol se vuelve helada.
Domingo 24
Estoy en el bus ya rumbo a El Salvador y hemos hecho parada en la frontera entre Nicaragua y Honduras.
Mi estadía en Corn Island fue muy tranquila… He leído mucho. Terminé el de la “Historia de la Costa Atlántica”, “Tradición Oral de Bluefields” y he pegado un buen jalón a “El Secreto de la Flor de Oro” de Jung y Wilhelm.
El vuelo a Managua fue muy interesante, pude ver el tamaño y la forma de la isla desde el aire y también la desembocadura del Río Escondido. Después entramos por el Lago Nicaragua que parecía, aun desde el aire, la costa, y se veía la Isla de Ometepe con sus dos volcanes, lo pequeña que es Granada en relación al gran lago (o mar dulce como le dicen por ahí) y a lo lejos, humeando, el volcán de Masaya.
Llegué a casa de Maricela Kauffmann y Galio Gurdián… Conversamos poco en realidad. ¿Cómo comenzar a describir lo vivido? No encuentro por donde comenzar a separar cada experiencia de mí misma y de sí misma.
¡Han sido apenas 12 días de viaje, pero ha pasado tanto tiempo!
Hoy llego a San Salvador y me da mucha alegría pensar en que voy a ver a mis bellos hijos. Pronto además regresaremos a nuestra pequeña pero acogedora casa en Antigua.
Jueves 28. Dic