Mayra Barraza
Jueves. “Bienvenidos a la ciudad de Tegucigalpa” dice una voz metálica. Al abrir los ojos me encuentro con un paisaje arrugado en montañas y salpicado de casas. Llego invitada a exponer en el espacio de Mujeres en las Artes (MUA) “Leticia de Oyuela”.
Me recoge Bayardo Blandino, director artístico de MUA y nos dirigimos al céntrico Barrio La Plazuela donde se encuentran las instalaciones de MUA. Me muestran la Sala de Proyectos que acoge el Programa Artístico de Intercambio Regional llamado Arte+Performance, el Centro Documental de Artes Visuales y la Sala Mujeres del Arte Contemporáneo para exposiciones, entre otros.
Luego de comprar materiales y tomar medidas, visitamos la exposición “Made In” del colectivo de artistas “Círculo” en el Museo de Antropología e Historia. A pesar de la lluvia, mucho público.
Viernes. Comienzo el wall-drawing en la pared de casi 5 metros de largo. Mientras, aparecen y desaparecen periodistas, estudiantes y artistas. Almuerzo con Xenia Mejía quien acaba de regresar de una residencia artística en Corea. Por la tarde llega Regina Aguilar a editar un video y me cuenta que sigue viviendo en San Juansito, creando video instalaciones y trabajando artesanías con la comunidad.
Sábado. Logro terminar el montaje de “El Libro de las 100 Manos” en lo que van llegando alumnos de los talleres de video y edición. Por la noche inauguramos.
Entre chubascos, historias de viajes insólitos, risas, y conversaciones sobre la situación hondureña, la triste conclusión ha sido: hay todavía mucho por hacer, cuesta demasiado y a nadie le interesa lo suficiente. “Ciudad de nadie pero amada” escribió Juana Pavón sobre Tegucigalpa. Pero recuerdo todas las voces, rostros y manos que en ella trabajan y pienso que es más bien, ciudad de todos.
Domingo, 5:30am. El taxi se desliza velozmente sobre cada curva rumbo a mi siguiente destino: 6 horas de bus camino a casa.
Publicado en La Prensa Gráfica, Octubre 2004
Jueves. “Bienvenidos a la ciudad de Tegucigalpa” dice una voz metálica. Al abrir los ojos me encuentro con un paisaje arrugado en montañas y salpicado de casas. Llego invitada a exponer en el espacio de Mujeres en las Artes (MUA) “Leticia de Oyuela”.
Me recoge Bayardo Blandino, director artístico de MUA y nos dirigimos al céntrico Barrio La Plazuela donde se encuentran las instalaciones de MUA. Me muestran la Sala de Proyectos que acoge el Programa Artístico de Intercambio Regional llamado Arte+Performance, el Centro Documental de Artes Visuales y la Sala Mujeres del Arte Contemporáneo para exposiciones, entre otros.
Luego de comprar materiales y tomar medidas, visitamos la exposición “Made In” del colectivo de artistas “Círculo” en el Museo de Antropología e Historia. A pesar de la lluvia, mucho público.
Viernes. Comienzo el wall-drawing en la pared de casi 5 metros de largo. Mientras, aparecen y desaparecen periodistas, estudiantes y artistas. Almuerzo con Xenia Mejía quien acaba de regresar de una residencia artística en Corea. Por la tarde llega Regina Aguilar a editar un video y me cuenta que sigue viviendo en San Juansito, creando video instalaciones y trabajando artesanías con la comunidad.
Sábado. Logro terminar el montaje de “El Libro de las 100 Manos” en lo que van llegando alumnos de los talleres de video y edición. Por la noche inauguramos.
Entre chubascos, historias de viajes insólitos, risas, y conversaciones sobre la situación hondureña, la triste conclusión ha sido: hay todavía mucho por hacer, cuesta demasiado y a nadie le interesa lo suficiente. “Ciudad de nadie pero amada” escribió Juana Pavón sobre Tegucigalpa. Pero recuerdo todas las voces, rostros y manos que en ella trabajan y pienso que es más bien, ciudad de todos.
Domingo, 5:30am. El taxi se desliza velozmente sobre cada curva rumbo a mi siguiente destino: 6 horas de bus camino a casa.
Publicado en La Prensa Gráfica, Octubre 2004