Carta inédita a Modesto
( agosto 1944 )
Mi muy estimado Modesto:
Ahí le mando estos datos mal hilvanados. Ojalá le sirvan. Si debo completárselos en alguna forma, usted me lo dirá; estoy a sus órdenes y muy agradecido. Afmo.
J.García Monge.
Nací en Desamparados, Provincia de San José, Costa Rica, el 20 de enero de 1881. Tengo, pues 63 años largos. Fueron mis padres don Joaquín García Calderón y doña Luisa Monge Guerrero. Ella de Desamparados; él, de Cartago.
Hice mis estudios primarios en el Liceo de Costa Rica, en San José, capital de la República. Educadores suizos lo dirigían entonces, del 87 al 1894. Su Director, don Luis Schoneau, nos contaba, a los internos, por las noches, cuentos. Con sumo interés le escuchamos la historia triste de Oliverio Twist. Desde entonces, a los diez años, le cogí afición a los libros, a la literatura puesta al servicio social. Y desde entonces, no he cesado de leer y de interesarme por los desheredados del mundo.
En 1899 obtuve por suficiencia el bachillerato.
En 1900 fui maestro de escuela en el Edificio Metálico, en San José.
Don Justo A. Facio, poeta y educador, bajo el Gobierno de don Rafael Iglesias, en 1901, me propuso ir a Chile como estudiante, yo acepté. Ingresé al Instituto Pedagógico de Santiago de Chile, del 1901 al 1904 y obtuve el título de Profesor de Estado en el ramo de castellano. Fui recomendado o señalado entonces entre los que debían ir a Tolosa, en Francia, a proseguir estudios de Filología románica.
No obtuve, para eso, apoyo del Gobierno de Costa Rica y a esta tierra volví en 1904. Entonces hallé campo en el Liceo de Costa Rica como Profesor de castellano, y a los seis meses me destituyó el Gobierno de Ascensión Esquivel. Se me acusó de subversivo. Hubo entonces una protesta de estudiantes por la condena injusta del Director del Liceo, el educador chileno don Zacarías Salinas. A mí se me acusó de promotor de la rebelión de los estudiantes. En Chile, de estudiante seguí aprendiendo a protestar contra la injusticia. En Chile fortifiqué hasta la fecha el impulso contra todos los atropellos al bien, la verdad, la libertad y la justicia. Me tenían entonces por anarquista (la juventud de Chile y de nuestra América estaba por esos años bajo las influencias libertarias de Zolá y de Tolstoi) .
En 1905 el gobierno del Lic. don Cleto González Víquez -varón ejemplar- me llamó de nuevo a la enseñanza. Unos días enseñé en el Liceo Pedagogía y luego me pasaron al Colegio de Señoritas, en donde estuve unos 13 años como Profesor de Literatura y Pedagogía. Estuvo en mi destino ser profesor de niñas y hoy -ya retirado- sigo en la misma. Hallo más interesadas en Costa Rica a las mujeres por la Filosofía y las Letras que a los hombres. Tal vez sea esa la razón que las mueve -las ha movido- a buscarme en todo tiempo.
En 1915 el Sr. Ministro de Educación don Luis Felipe González, al crear la Escuela Normal, en la ciudad de Heredia, me pasó a dicha Escuela en donde trabajé dos años como Profesor de Letras y Educación y uno como Director. En ese cargo, me destituyó el Gobierno de los Tinoco. (Siempre los Gobiernos de fuerza me han perseguido).
En 1918 me fui a Nueva York, por unos meses. Llegué allá con el ánimo de sacar en la gran ciudad el Repertorio Americano. Con ese plan llegué. No se pudo, no hallé el apoyo con que soñaba. Regresé a Costa Rica a fines de 1918. De regreso me hallé con que los Tinoco estaban a punto de caer. Vino luego el Gobierno de don Francisco Aguilar y este caballero me llamó a ocupar la Secretaría de Educación. Fui Ministro, pues, unos seis meses.
En 1920 pasé a la Dirección de la Biblioteca Nacional, en donde estuve 16 años; hasta el año 1936 en que cogió mando el Sr. ( León ) Cortés Castro y me destituyó.
Como Director de la Biblioteca Nacional, introduje el sistema decimal de clasificación Melvil Dewey y alcancé a clasificar por ese sistema unos 35 mil libros.
Desde entonces vivo en mi casa y saco el Repertorio ( desde el 1° de setiembre de 1919 ). Si me invitan a una conferencia la hago y atiendo consultas de los jóvenes estudiantes. Y en paz espero los días finales.
Otros datos.
En 1909 casé con doña Celia Carrillo Castro. Tenemos un hijo, el Dr. Eugenio García Carrillo,
cardiólogo, educado en la Universidad de París.
En 1935 la Liga de las Naciones me invitó en calidad de observador. Estuve un mes en Ginebra. Otro mes en París y 15 días -tan poco- en España (invitado a ir, en Ginebra, por don Salvador de Madariaga; recibí entonces del gobierno de la República Española unas dos mil pesetas para que hiciera el viaje a España ). Muy provechoso fue para mí este corto viaje a Europa.
Pasemos ahora a las actividades editoriales que me han dado cierto nombre: Comenzaron en 1904 con la revista Vida y Verdad, llena de rebeldías. Luego: La Siembra. En 1905: La Colección Ariel ( selecciones; logró fama, sirvió, gustó ). Terminó 1916. Y en el mismo año se continuó con el nombre de El Convivio, que también logró fama en América. Publicó cincuenta tomitos y terminó en 1928 por falta de recursos. Otras publicaciones paralelas: La Obra (1918), Universo (¿1918?), Convivio de los Niños (1921-23), La Edad de Oro ( lecturas para niños ) 1925-27. Salieron seis cuadernos; murió por falta de apoyo en maestros, profesores y padres de familia. Y pasemos a Repertorio Americano. Ha durado veinticinco años. El N° 1 salió el primero de setiembre de 1919. Van publicados a la fecha: 974. Antes era un semanario. Por escasez de fondos, ahora es quincenal y a veces, mensual.
Una hábil distribución geográfica lo ha difundido por América. Los correos para el exterior se llevan 800 y más números, como distribución gratuita -entre autores, centros de cultura, canjes, etc.
El Repertorio ha tenido que batirse solo, sin capital. Todos los números han salido al crédito, contando apenas con la benevolencia de los impresores y unos 400 suscritores. La composición de la revista, número a número, ha sido cosa personal, de hombre con fe que ha trabajado solo todo el tiempo. Si de algo podría alabarme es de mi constancia. Con la misma fe y alegría con que vi salir el primer número, veré salir el próximo, el 976, el número conmemorativo de los 25 años cumplidos de trabajo.
Con el título de Ediciones del Convivio y Ediciones del Repertorio Americano he editado muchos libros, de autores costarricenses y americanos del Sur.
Y ahora terminemos con algunas noticias acerca de la producción propia. Muy escasa, muy modesta; me he inclinado más a servir a los demás.
Antes de 1900, con el seudónimo de El Lugareño publiqué en La Prensa Libre mis primeros artículos de costumbres costarricenses.
En 1900 publiqué tres novelitas: El Moto (de factura perediana). Las Hijas del Campo (inspirada en las de Zolá). Abnegación (inspirada en Tolstoi, Resurrección).
Con los años, algunas cosas más han salido. La mayoría está en el Repertorio. Recogiendo lo que no se ha coleccionado, podría componer unos dos tomos más de cosas mías. He de hacerlo antes de morir.
En 1917 publiqué otro librito: La Mala Sombra y otros sucesos ( muy estimado en el exterior ).
Y nada más por el momento.
J. García Monge
Tomado de http://www.Lospobresdelatierra.org