Salvo para los espías y los paparazzi, pocas cosas hay tan difíciles como lograr que un fotógrafo pase inadvertido. Ese es el caso de Julio Zadik, el fotógrafo secreto. En secreto ha permanecido su obra desde hace unos sesenta años. En enero de 1949 fue inaugurada la Primera Exhibición Internacional de Fotografía Latinoamericana, en la Panamerican Union de Washington, D.C., y en ella participaron fotógrafos que pronto gozarían de renombre, como Lola Álvarez Bravo y Alfredo Button entre otros. Uno de ellos, desdeñado por la celebridad de que otros gozaron, fue Julio Zadik. El fotógrafo dejaría de buscar las caprichosas candilejas de la fama, pero no la luz propicia para sus fotos. Hace un año, sus descendientes encontraron más de cuarenta mil negativos, impresiones y diapositivas que permiten identificar lo que fueron sus grandes pasiones a través de la fotografía: la figura humana, el entorno cotidiano urbano, el estudio antropológico rural, la arquitectura como integración de la cotidianeidad y del estudio del cuerpo, el paisaje bucólico y tradicional, y la abstracción. Aquí una ínfima muestra de su gran obra, gracias al Estate de Julio Zadik. CM
El Ojo de Adrián se alimenta de una ardiente fe en crear espacios para la expresión y difusión del arte, literatura y pensamiento intelectual salvadoreño y centroamericano. Nacido en formato de blog en junio del 2005, tomó por nombre el del único huracán de la milenaria historia del Océano Pacifico. El Ojo turbulento de Adrián es el punto de encuentro y discusión de quienes están decididos a crear a pesar de la adversidad, a seguir vivos y activos, a compartir la libertad y la belleza, y a afrontar la injusticia y la indiferencia.
El Ojo de Adrián es un esfuerzo independiente impulsado por tres artistas salvadoreños desde el anonimato y editado por el ilustre Enrique Walden-Lagos. A partir de Dic 2008 se conforma su nuevo Consejo Editorial rico en experiencias y aportes nuevos. A lo largo de su trayectoria una verdadera multitud de colaboradores regionales --escritores y pintores, poetas y fotógrafos, músicos y cineastas- han sumado sus voces y obras para alimentar las 100 visitas diarias y 431 suscriptores con los que cuenta, a la fecha.
El Ojo de Adrián se despliega así, de mil formas, en cambio permanente, arrasando territorios con materiales inéditos, desconocidos, olvidados y/o sorprendentes.
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