Una poética del cuerpo
Víctor Ruiz / NIC
El poeta Víctor Ruiz nos introduce en una de las más recientes publicaciones nicaraguenses: Lienzos de la otredad de Missael Duarte Somoza.
Lienzos de otredad, Missael Duarte Somoza. Foro Nicaragüense de Cultura: Managua, 2010.
Más que un compendio de textos dispersos, Lienzos de la otredad (2010) es, como su nombre lo indica, un tejido de temas y motivos que responden a un único propósito: trazar o dibujar sobre la página en blanco una poética del cuerpo: I. Cuerpo: desnudo silencio de piedra/sobre la finitud de una cama. II.… sinfonía de colores sin fin en la noche de un lienzo. Esa sinfonía sin fin, resonando en el silencio desnudo de una cama, es el cuerpo edificándose sobre la superficie del lienzo nocturno.
Si Líricos instantes era la celebración y comunión de los pronombres, yo y vos en perpetua danza febril de la escritura, Lienzos de la otredad es la palabra cediendo espacio al cuerpo. El sujeto busca en la contemplación del cuerpo su realización, su plenitud:
…contemplo tu cuerpo desparramado,
donde cesa la soledad,
donde los pronombres desaparecen,
donde siento la completud de mi ser
más allá de las profundidades de tu carne.
Un poema en el que mejor se nos presenta esta poética del cuerpo, en que la palabra se corporiza en su misma enunciación es “Invocación”. Interesante es el hecho de que nuestro poeta abra su texto con epígrafe de La carne contigua: …la que tenía el mundo en los labios… Recordemos que en el poema de Ernesto Mejía Sánchez se pone en juego ese acto de considerar la palabra o la enunciación de la palabra como conjuro: a través del sometimiento del verbo el poeta crea aquello que desea:
¡Oh labios, cuerpo de pétalos para pernoctar!
Observemos cómo el cuerpo del labio, invocado, evocado y conjurado en el poema, adquiere corporeidad, se materializa y concretiza a través de la aliteración del fonema /p/. Al igual que el texto anterior, aquí la palabra es sometida y exorcizada para crear el objeto de su deseo.
En Lienzos de la otredad la poética del cuerpo también se construye a través de la representación ekfrástica, es decir, el poema, a través del lenguaje verbal, construye una pintura, un paisaje, una arquitectura dérmica. De ahí que Erick Aguirre, en el prólogo, nos diga: “trazos poéticos”, o “trazos de lenguaje” que el hablante de Missael (especie de ciego pintor de palabras) pergeña en un lienzo permanentemente nocturno, como pinturas hablantes…
Lienzo verbal, en “I saw your body before me”, uno de los poemas más intensos del poemario, la sintaxis de la mujer, su geometría corpórea es trazada sobre la página como si de un cuadro se tratara:
Hoy como muchos otros amaneceres
tu rostro vuelto a la pared,
la plenitud de tu espalda,
el silencio de tus manos largas,
la libertad absoluta de tu pelo;
Hoy como muchos otros días
todo lo que tu cuerpo revela
con su desnudez rebosante
y su crepitar
al jaspeo de mi lengua
contra la verticalidad doble de tus pechos….
La imagen del cuerpo es perceptible a través de esa enumeración de motivos: rostro, espalda, manos, pelo; cuerpo, lengua, pechos. De esta forma, más que un trazo del lenguaje, el poeta nos presenta una pintura hilvanada con palabras.
Sacralización y desacralización, comunión y epifanía, Lienzos de la otredad, es, además, un homenaje al eterno femenino: ese “cuerpo desnudo.../ consagrado —sólo— por el amor…”.
Víctor Ruiz (Managua, 1982). Incluido en las antologías Cruce de poesía, Salvador-Nicaragua (2006), Novísimos, poetas nicaragüenses del tercer milenio (2006) y Poetas, pequeños Dioses (2006). Con La vigilia perpetua ganó en el 2005 el Concurso Interuniversitario de Poesía “Carlos Martínez Rivas”.