Rodrigo Rey Rosa:
“Hay deudas que no se pueden saldar nunca”
Mayra Barraza
SAL
“El material humano” se titula la última aventura literaria de uno de los autores contemporáneos más audaces de la región. Rodrigo Rey Rosa ha demostrado ser un escritor comprometido: comprometido con nada ni nadie, en un vuelo libre y llano que reformula apasionadamente el cielo estético y político de la región.
Desde su primera publicación en 1992 y los numerosos cuentos y novellas presentados desde entonces, es en “El material humano” donde Rey Rosa se extiende con mayor soltura y honestidad a explorar el denso entramado de la memoria.
Su historia personal y la de su natal Guatemala se entremezclan en un abrazo a ratos asfixiante en la delicada frontera entre la banalidad y el horror, de donde el autor sale ileso únicamente gracias a su escritura. “El material humano” es precisamente eso, el poder de la palabra en acción, el poder de la palabra para nombrar, recordar, reflexionar, señalar y hacer justicia, cuando menos, encarando el pasado.
Aquí, un breve puntero vía correo electrónico al respecto.
1.
Memoria como ficción.
MB: En la primera página de tu libro adviertes que aunque no lo parezca el libro es una obra de ficción. Y sin embargo, el formato del libro en forma de diario personal y las anotaciones en él hacen referencia directa a tu vida y los sucesos del país. ¿Adónde cruzas la línea entre ficción y realidad en este ejercicio literario?
RRR: Alguien dijo que todo texto es necesariamente una ficción. Lo cito en este libro, aunque no sé con seguridad quién lo dijo. Pero estoy de acuerdo. Las memorias, las autobiografías son también ficción. En cualquier caso, en esta novelita hay una trama, que creo que se percibe como tal, por tenue que sea. Y eso, la trama, es, creo, lo que convierte al texto en ficción. Para mí se trataba de hacer una novela usando el mínimo de invención, de fabulación.
2.
Historia de una nación.
MB: El archivo policial, los recuentos personales de personas involucradas en hechos históricos y poco conocidos del país, la crónica diaria; todo ello conforma un paisaje de la memoria de Guatemala. ¿Porqué es importante para ti en este momento, hacer este parte aguas histórico de Guatemala?
RRR: ¿Un parte aguas histórico? Difícilmente. Pero el hallazgo del archivo es en cierta manera eso. No, sin duda, el ejercicio narrativo.
3.
Redención y justicia.
MB: En uno de los pasajes más memorables de tu libro, el que versa sobre el secuestro de tu madre, terminas el relato con una sugerencia enigmática de que has realizado la investigación para poder sacar a luz la información existente sobre los culpables del secuestro. Aparte de señalar la importancia del Proyecto de Recuperación del Archivo para la memoria de la nación, a nivel personal, ¿cuáles han sido las intenciones extra-literarias de “El material humano”?.
RRR: No recuerdo ninguna.
4.
Memoria y escritura.
MB: Me parece muy llamativo que en tu obra logras narrar historias que son a la vez -y completamente integradas- propuestas estéticas: la palabra, el formato, la voz, el tono, el tiempo. ¿En esta obra, cuáles fueron tus consideraciones puramente formales? ¿Porqué un formato de diario personal en primera voz?
RRR: No soy consciente de estas cuestiones al escribir, y menos después, cuando prefiero olvidar lo que he hecho y me pongo a pensar en lo que podría hacer. Creo que es el material el que dicta o al menos sugiere la forma. Cuando comencé a visitar el archivo, sin saber qué podía hacer con ese vasto material, me dije que más me valía tomar notas de todo lo que veía, oía, sentía, que probablemente nunca volvería a tener la oportunidad de trabajar con algo así. De modo que me puse a escribir cuadernos de notas, cosa que no hago casi nunca. No sabía que esto iba a determinar la “forma” del libro—que no sabía que iba a escribir, tampoco.
5.
Los amigos.
MB: En “El material humano”, la calidez de los recuerdos de amigos como Paul Bowles hace que el libro tenga un resplandor más íntimo y entrañable en contraste con los horrores y banalidades cotidianas. Y bien también es cierto, que no hay entrevista en la que no te saquen a relucir el tema de tu amistad con Bowles. ¿Crees que existe una deuda con su memoria que tienes por saldar aún?
RRR: Hay deudas que no se pueden saldar nunca. Tal vez esta clase de deudas deberían tener otro nombre. Creo que las deudas de paternidad o de filiación son así. ¿Cómo pagar una deuda contraída con alguien que ya no está? Sobre todo, si uno no cree en la inmortalidad, en la inmortalidad personal? Es absurdo. Y sin embargo, es cierto, me siento en deuda. Pero ¿una deuda con la memoria de alguien, si ese alguien cree--y si tú también lo crees-- que todo termina con la muerte, qué puede significar?