14 jun 2010

Blanco y Negro: Paula Molina



Paula Molina Echegoyen

CHI, 1980


Con estudios de Diseño y Arquitectura en la Pontificia Universidad Católica de Chile, Paula Molina Echegoyen trabaja como fotógrafa en la Universidad Arcis en Chile. Sus múltiples referentes artísticos provienen del mundo de la pintura en que se inició en las artes; así como del cine, la poesía y la arquitectura.

Su más reciente exposición titulada “Universos Inadvertidos” (de la cual observamos aquí una selección de imágenes) toma como punto de vista el interior microscópico de toda clase de artefactos mecánicos y tecnológicos. Las entrañas de estas máquinas -en manos de Molina Echegoyen- sorprenden por su color, luz, belleza, pulcritud y exquisita lógica interna, y nos recuerdan la íntima vinculación entre el ser humano, sus artefactos y su idea de perfección. Deus et machina retumba a lo lejos.



Esperanto: Monseñor Óscar Romero


Monseñor Óscar Romero

SAL, 1917– 1980

La dimensión política de la fe desde la opción por los pobres

Asesinado en 1980 por una célula paramilitar, Óscar Arnulfo Romero y Galdámez -mejor conocido como Monseñor Romero- nació en el seno de una familia humilde de Ciudad Barrios, al oriente salvadoreño, el 15 de agosto de 1917. El salvadoreño más universal de todos los tiempos, en este siglo XXI su vida y obra siguen rompiendo fronteras y son más las generaciones que siguen de cerca su legado humanista y espiritual. Tomás Andréu

Presentamos aquí el discurso de Mons. Oscar Arnulfo Romero al recibir el doctorado honoris causa por la Universidad de Lovaina, pronunciado el 2 de febrero de 1980, 50 días antes de su asesinato. Considerado como su testamento teológico y político, este texto nos da lo esencial de su lectura del Evangelio y de su vida de fe.



Experiencia y reflexión que, de acuerdo con la amable sugerencia de la Universidad, tengo el honor de situar en el ciclo de conferencias que aquí se desarrolla sobre el sugestivo tema de la dimensión política de la fe cristiana. Desde luego, no pretendo decir, ni Vds, pueden esperar de mi, la palabra de un técnico en materia de política, ni tampoco la especulación con que un experto en teología relacionaría teóricamente la fe y la política.

Sencillamente voy a hablarles más bien como pastor, que, juntamente con su pueblo, ha ido aprendiendo la hermosa y dura verdad de que la fe cristiana no nos separa del mundo, sino que nos sumerge en él, de que la Iglesia no es un reducto separado de la ciudad, sino seguidora de aquel Jesús que vivió, trabajó, luchó y murió en medio de la ciudad, en la "polis".

En este sentido quisiera hablar sobre la dimensión política de la fe cristiana; en el sentido preciso de las repercusiones de la fe para el mundo y también de las repercusiones que la inserción en el mundo tiene para la fe.

Una Iglesia al servicio del mundo

Debemos estar claros desde el principio de que la fe cristiana y la actuación de la Iglesia siempre han tenido repercusiones socio-políticas. Por acción o por omisión, por la connivencia con uno u otro grupo social los cristianos siempre han influido en la configuración socio-política del mundo en que viven. El problema es cómo debe ser el influjo en el mundo socio-político para que ese influjo sea verdaderamente según la fe.

Como primera idea, aunque todavía muy general, quiero avanzar la intuición del Concilio Vaticano II que está a la base de todo el movimiento eclesial en la actualidad. La esencia de la Iglesia está en su misión de servicio al mundo, en su misión de salvarlo en totalidad, y de salvarlo en la historia, aquí y ahora. La Iglesia está para solidarizarse con las esperanzas y gozos, con las angustias y tristezas de los hombres. La Iglesia es, como Jesús. para "evangelizar a los pobres y levantar a los oprimidos, para buscar y salvar lo que estaba perdido" (LG 8).

El mundo de los pobres

Todos Vds. conocen estas palabras del Concilio. Varios de sus obispos y teólogos ayudaron mucho en los años sesenta para presentar de esta forma la esencia y misión de la Iglesia. Mi aporte consistirá en poner carne concreta a esas hermosas declaraciones desde la propia situación de un pequeño país latinoamericano, típico de lo que hoy se llama el Tercer Mundo. Y para decirlo de una vez y en una palabra que resume y concretiza todo, el mundo al que debe servir la Iglesia es para nosotros el mundo de los pobres.

Nuestro mundo salvadoreño no es una abstracción, no es un caso más de lo que se entiende por "mundo" en países desarrollados como el de Vds. Es un mundo que en su inmensa mayoría esta formado por hombres y mujeres pobres y oprimidos. Y de ese mundo de los pobres decimos que es la clave para comprender la fe cristiana, la actuación de la Iglesia y la dimensión política de esa fe y de esa actuación eclesial. Los pobres son los que nos dicen qué es el mundo y cuál es el servicio eclesial al mundo. Los pobres son los que nos dicen qué es la "polis", la ciudad y qué significa para la Iglesia vivir realmente en el mundo.

Permítanme que desde los pobres de mi pueblo, a quienes represento, explique entonces brevemente la situación y actuación de nuestra Iglesia en el mundo en que vivimos, y reflexionar después desde la teología, sobre la importancia que ese mundo real, cultural y sociopolítico, tiene para la propia fe de la Iglesia.

1. Actuación de la Iglesia de la arquidiócesis de San Salvador

En los últimos años nuestra Arquidiócesis ha ido tomando una dirección en su actuación pastoral que sólo se puede describir y comprender como una vuelta al mundo de los pobres y a su mundo real y concreto.

a) Encarnación en el mundo de los pobres

Como en otros lugares de América Latina después de muchos años y quizás siglos han resonado entre nosotros las palabras del Exodo:

"He oído el clamor de mi pueblo, he visto la opresión con que le oprimen" (Ex 3,9). Estas palabras de la Escritura nos han dado nuevos ojos para ver lo que siempre ha estado entre nosotros, pero tantas veces oculto, aun para la mirada de la misma Iglesia. Hemos aprendido a ver cuál es el hecho primordial de nuestro mundo y lo hemos juzgado como pastores en Medellín y Puebla. "Esa miseria, como hecho colectivo, es una injusticia que clama al cielo " (Medellín, Justicia, n. 1). Y en Puebla declaramos "como el más devastador y humillante flagelo, la situación de inhumana pobreza en que viven millones de latinoamericanos expresada por ejemplo en salarios de hambre, el desempleo y subempleo, desnutrición, mortalidad infantil, falta de vivienda adecuada, problemas de salud, inestabilidad laboral" (n. 29).

El constatar estas realidades y dejarnos impactar por ellas, lejos de apartarnos de nuestra fe, nos ha remitido al mundo de los pobres como a nuestro verdadero lugar, nos ha movido como primer paso fundamental a encarnarnos en el mundo de los pobres. En él hemos encontrado los rostros concretos de los pobres de que nos habla Puebla. (cfr. 31 -39). Ahí hemos encontrado a los campesinos sin tierra y sin trabajo estable, sin agua ni luz en sus pobres viviendas, sin asistencia médica cuando las madres dan a luz y sin escuelas cuando los niños empiezan a crecer. Ahí nos hemos encontrado con los obreros sin derechos laborales, despedidos de las fábricas cuando los reclaman y a merced de los fríos cálculos de la economía. Ahí nos hemos encontrado con madres y esposas de desaparecidos y presos políticos Ahí nos hemos encontrado con los habitantes de tugurios, cuya miseria supera toda imaginación y viviendo el insulto permanente de las mansiones cercanas.

En ese mundo sin rostro humano, sacramento actual del Siervo Sufriente de Yahvé, ha procurado encarnarse la Iglesia de mi Arquidiócesis. No digo esto con espíritu triunfalista, pues bien conozco lo mucho que todavía nos falta que avanzar en esa encarnación. Pero lo digo con inmenso gozo, pues hemos hecho el esfuerzo de no pasar de largo, de no dar un rodeo ante el herido en el camino sino de acercarnos a él como el buen samaritano.

Este acercamiento al mundo de los pobres es lo que entendemos a la vez como encarnación y como conversión. Los necesarios cambios al interior de la Iglesia, en la pastoral, en la educación, en la vida religiosa y sacerdotal, en los movimientos laicales, que no habíamos logrado al mirar sólo el interior de la Iglesia, lo estamos consiguiendo ahora al volvernos al mundo de los pobres.

b) El anuncio de la Buena Nueva a los pobres

Este encuentro con los pobres nos ha hecho nos ha hecho recobrar la verdad central del evangelio con que la palabra de Dios nos urge a conversión.

La Iglesia tiene una buena nueva que anunciar a los pobres. Aquellos que secularmente han escuchado malas noticias y han vivido peores realidades, están escuchando ahora a través de la Iglesia la palabra de Jesús: "El reino de Dios se acerca", "dichosos ustedes los pobres porque de ustedes es el reino de Dios". Y desde allí tiene también una Buena Nueva que anunciar a los ricos, que se conviertan al pobre para compartir con él los Bienes del Reino. Para quien conozca nuestro continente latinoamericano será muy claro que no hay ingenuidad en estas palabras ni menos aún opio adormecedor. Lo que hay en estas palabras es la coincidencia del anhelo de liberación de nuestro continente y la oferta del amor de Dios a los pobres. Es la esperanza que ofrece la Iglesia y que coincide con la esperanza a veces adormecida y tantas veces manipulada y frustrada, de los pobres del continente.

Es una verdad en nuestro pueblo que los pobres vean hoy en la Iglesia una fuente de esperanza y un apoyo a su noble lucha de liberación. La esperanza que fomenta la Iglesia no es ingenua ni pasiva. Es más bien un llamado desde la palabra de Dios a la propia responsabilidad de las mayorías pobres, a su concientización, a su organización en un país en que, unas veces con más intensidad que otras, está legal o prácticamente prohibida. Y es un respaldo, a veces también crítico, a sus justas causas y reivindicaciones.

La esperanza que predicamos a los pobres es para devolverles su dignidad y para animarles a que ellos mismos sean autores do su propio destino. En una palabra, la Iglesia no sólo se ha vuelto hacia el pobre sino que hace de él el destinatario privilegiado de su misión porque como dice Puebla "Dios toma su defensa y los ama (n. 1142).

c) Compromiso en la defensa de los pobres

La Iglesia no sólo se ha encarnado en el mundo de los pobres y les da una esperanza, sino que se ha comprometido firmemente en su defensa. Las mayorías pobres de nuestra país son oprimidas y reprimidas cotidianamente por las estructuras económicas y políticas de nuestro país. Entre nosotros siguen siendo verdad las terribles palabras de los profetas de Israel. Existen entre nosotros los que venden el justo por dinero y al pobre por un par de sandalias; los que amontonan violencia y despojo en sus palacios; los que aplastan a los pobres; los que hacen que se acerque un reino de violencia, acostados en camas de marfil; los que juntan casa con casa y anexionan campo a campo hasta ocupar todo el sitio y quedarse solos en el país.

Estos textos de los profetas Amós e Isaías no son voces lejanas de hace muchos siglos, no son sólo textos que leemos reverentemente en la liturgia. Son realidades cotidianas, cuya crueldad e intensidad vivimos a diario. La vivimos cuando llegan a nosotros madres y esposas de capturados y desaparecidos, cuando aparecen cadáveres desfigurados en cementerios clandestinos, cuando son asesinados aquellos que luchan por la justicia y por la paz. En nuestra Arquidiócesis vivimos a diario lo que denunció vigorosamente Puebla: "Angustias por la represión sistemática o selectiva, acompañada de delación, violación de la privacidad, apremios desproporcionados, torturas, exilios. Angustias de tantas familias por la desaparición de sus seres queridos de quienes no pueden tener noticia alguna. Inseguridad total por detenciones sin órdenes judiciales. Angustias ante un ejercicio de la justicia sometida o atada"(n. 42).

En esta situación conflictiva y antagónica, en que unos pocos controlan el poder económico y político la Iglesia se ha puesto del lado de los pobres y ha asumido su defensa. No puede ser de otra manera, pues recuerda a aquel Jesús que se compadecía de las muchedumbres. Por defender al pobre ha entrado en grave conflicto con los poderosos de las oligarquías económicas y los poderes políticos y militares del estado.

d) Perseguida por servir a los pobres

Esta defensa de los pobres en un mundo seriamente conflictivo ha ocasionado algo nuevo en la historia reciente de nuestra Iglesia: la persecución. Vds. conocerán los datos más importantes. En menos de tres años más de cincuenta sacerdotes han sido atacados, amenazados y calumniados. Seis de ellos son mártires, muriendo asesinados; varios han sido torturados y otros expulsados. También las religiosas han sido objeto de persecución. La emisora del Arzobispado, instituciones educativas católicas y de inspiración cristiana ha sido constantemente atacadas, amenazadas intimidadas con bombas. Varios conventos parroquiales han sido cateados.

Si esto se ha hecho con los representantes más visibles de la Iglesia comprenderán ustedes lo que ha ocurrido al pueblo sencillo cristiano, a los campesinos, sus catequistas delegados de la palabra, a las comunidades eclesiales de base. Ahí los amenazados, capturados, torturados y asesinados se cuentan por centenares y miles. Como siempre también en la persecución ha sido el pueblo pobre cristiano el más perseguido.

Es, pues, un hecho claro que nuestra Iglesia ha sido perseguida en los tres últimos años. Pero lo más importante es observar por qué ha sido perseguida. No se ha perseguido cualquier sacerdote ni atacado a cualquier institución. Se ha perseguido y atacado aquella parte de la Iglesia que se ha puesto de lado del pueblo pobre y ha salido en su defensa. Y de nuevo encontramos aquí la clave para comprender la persecución a la Iglesia: los pobres. De nuevo son los pobres lo que nos hacen comprender lo que realmente ha ocurrido. Y por ello la Iglesia ha entendido la persecución desde los pobres. La persecución ha sido ocasionada por la defensa de los pobres y no es otra cosa que cargar con el destino de los pobres.

La verdadera persecución se ha dirigido al pueblo pobre, que es hoy el cuerpo de Cristo en la historia. Ellos son el pueblo crucificado, como Jesús, el pueblo perseguido como el Siervo de Yahvé. Ellos son los que completan en su cuerpo lo que falta a la pasión de Cristo. Y por esa razón, cuando la Iglesia se ha organizado y unificado recogiendo las esperanzas y las angustias de los pobres, ha corrido la misma suerte de Jesús y de los pobres: la persecución.

e) Esta es la dimensión política de la fe

Esta es en breves rasgos la situación y actuación de la Iglesia en El Salvador. La dimensión política de la fe no es otra cosa que la respuesta de la Iglesia a las exigencias del mundo real socio-político en que vive la Iglesia. Lo que hemos redescubierto es que esa exigencia es primaria para la fe y que la Iglesia no puede desentenderse de ella. No se trate de que la Iglesia se considere a sí misma como institución política que entra en competencia con otras instancias políticas, ni que posea unos mecanismos políticos propios; ni mucho menos se trata de que nuestra Iglesia desee un liderazgo político. Se trata de algo más profundo y evangélico; se trata de la verdadera opción por los pobres, de encarnarse en su mundo, de anunciarles una buena noticia, de darles una esperanza, de animarles a una praxis liberadora, de defender su causa y de participar en su destino. Esta opción de la Iglesia por los pobres es la que explica la dimensión política de su fe en sus raíces y rasgos más fundamentales. Porque ha optado por los pobres reales y no ficticios, porque ha optado por los realmente oprimidos y reprimidos, la Iglesia vive en el mundo de lo político y se realiza como Iglesia también a través de lo político. No puede ser de otra manera si es que, como Jesús, se dirige a los pobres...

2. Historización de la fe desde el mundo de los pobres

La actuación descrita de la Arquidiócesis ha partido claramente de la convicción de fe. La trascendencia del evangelio nos ha guiado en nuestro juicio y actuación. Desde la fe hemos juzgado de las situaciones sociales y políticas. Pero por otra parte es también verdad que precisamente en ese proceso de tomar postura ante la realidad socio-política tal cual es, la misma fe se ha ido profundizando, el mismo evangelio ha ido mostrando su riqueza. Sólo quisiera hacer ahora unas breves reflexiones sobre algunos puntos fundamentales de la fe que se han visto enriquecidos por esta encarnación real en el mundo socio-político.

a) Conciencia más clara del pecado

En primer lugar ahora sabemos mejor lo que es el pecado. Sabemos que la ofensa a Dios es la muerte del hombre. Sabemos que el pecado es verdaderamente mortal; pero no sólo por la muerte interna de quien lo comete, sino por la muerte real y objetiva que produce. Recordamos de esa forma el dato profundo de nuestra fe cristiana. Pecado es aquello que dio muerte al Hijo de Dios, y pecado sigue siendo aquello que da muerte a los hijos de Dios.

Esa fundamental verdad de la fe cristiana la vemos a diario en las situaciones de nuestro país. No se puede ofender a Dios sin ofender al hermano. Y la peor ofensa a Dios, el peor de los secularismos es, como ha dicho uno de nuestros teólogos: " el convertir a los hijos de Dios, a los templos del Espíritu Santo, al Cuerpo histórico de Cristo en víctimas de la opresión y de la injusticia, en esclavos de apetencias económicas, en piltrafas de la represión política; el peor de los secularismos es la negación de la gracia por el pecado, es la objetivización de este mundo como presencia operante de los poderes del mal, como presencia visible de la negación de Dios". (P. Ellacuría, Eca n. 353, p. 123).

No es por ello pura rutina que repitamos una vez mis la existencia de estructuras de pecado en nuestro país. Son pecado porque producen los frutos del pecado: la muerte de los salvadoreños, la muerte rápida de la represión o la muerte lenta, pero no menos real, de la opresión estructural. Por ello hemos denunciado la idolatrización que se hace en nuestro país de la riqueza, de la propiedad privada absolutizada en el sistema capitalista, del poder político en los regímenes de seguridad nacional en cuyo nombre se institucionaliza la inseguridad de los individuos (IV Carta Pastoral, nn. 43 - 48).

Por trágico que parezca, la Iglesia ha aprendido en su inserción en el mundo real socio-político a conocer y profundizar en la esencia del pecado. En ese mundo se desvela la más profunda esencia del pecado como la muerte de los salvadoreños.

b) Mayor claridad sobre la encarnación y la redención

En segundo lugar sabemos ahora mejor qué significa la encarnación, qué significa que y Jesús tomó carne realmente humana y que se hizo solidario de sus hermanos en el sufrimiento, en los llantos y quejidos, en la entrega. Sabemos que no se trata directamente de una encarnación universal, que es imposible, sino de una encarnación preferencial y parcial; una encarnación en el mundo de los pobres. Desde ellos podrá la Iglesia ser para todos, podrá también prestar un servicio a los poderosos a través de una pastoral de conversión; pero no a la inversa, como tantas veces ha ocurrido.

El mundo de los pobres con característcas sociales y políticas bien concretas, nos enseña dónde debe encarnarse la Iglesia para evitar la falsa universalización que termina siempre en connivencia con los poderosos. El mundo de los pobres nos enseña cómo ha de ser el amor cristiano, que busca ciertamente la paz, pero desenmascara el falso pacifismo, la resignación y la inactividad; que debe ser ciertamente gratuito pero debe buscar la eficacia histórica. El mundo de los pobres nos enseña que la sublimidad del amor cristiano debe pasar por la imperante necesidad de la justicia para las mayorías y no debe rehuir la lucha honrada. El mundo de los pobres nos enseña que la liberación llegará no sólo cuando los pobres sean puros destinatarios de los beneficios de gobiernos o de la misma Iglesia, sino actores y protagonistas ellos mismos de su lucha y de su liberación desenmascarando así la raíz última de falsos paternalismos aun eclesiales.

Y también el mundo real de los pobres nos enseña de qué se trata en la esperanza cristiana. La Iglesia predica el nuevo cielo y la nueva tierra; sabe además que ninguna configuración socio-política se puede intercambiar con la plenitud final que Dios concede. Pero ha aprendido también que la esperanza trascendente debe mantenerse con los signos de esperanza histórica, aunque sean signos aparentemente tan sencillos como los que proclama el tercer Isaías cuando dice que "construirán su casa y que la habitarán, plantarán viñas y comerán de sus frutos" (Is 65, 21). Que en esto haya una auténtica esperanza cristiana, que no se esté rebajando la esperanza a lo temporal y humano, como se dice a veces despreciativamente, se aprende en el contacto cotidiano de quienes no tienen casa ni viña, de quienes construyeron para que otros habiten y trabajan para que otros coman los frutos.

c) Fe más profunda en Dios y en su Cristo

En tercer lugar la encarnación en lo socio político es el lugar de profundizar en la fe en Dios y su Cristo. Creemos en Jesús que vino a traer vida en plenitud y creemos en un Dios viviente que da vida a los hombres y quiere que los hombres vivan en verdad. Estas radicales verdades de la fe se hacen realmente verdades y verdades radicales cuando la Iglesia se inserta en medio de la vida y de la muerte de su pueblo. Ahí se le presenta a la Iglesia, como a todo hombre, la opción más fundamental para su fe: estar en favor de la vida o de la muerte. Con gran claridad vemos que en esto no hay posible neutralidad. 0 servimos a la vida de los salvadoreños o somos cómplices de su muerte. Y aquí se da la mediación histórica de lo más fundamental de la fe: o creemos en un Dios de vida o servimos a los falsos de la muerte.

En nombre de Jesús queremos y trabajamos naturalmente para una vida en plenitud que no se agota en la satisfacción de las necesidades materiales primarias ni se reduce al ámbito de lo socio-político . Sabemos muy bien que la plenitud de vida se realiza históricamente en el honrado servicio a ese reino y en la entrega total al Padre. Pero vemos con igual claridad que en nombre de Jesús sería una pura ilusión, una ironía y, en el fondo, la más profunda blasfemia, olvidar e ignorar los niveles primarios de la vida, la vida que comienza con el pan, el techo, el trabajo.

Creemos con el apóstol Juan que Jesús es "la palabra de la Vida". (1 Jn 1,1) y que donde hay Vida ahí se manifiesta Dios. Donde el pobre comienza a vivir, donde el pobre comienza a liberarse, donde los hombres son capaces de sentarse alrededor de una mesa común para compartir, allí está el Dios de vida. Por ello cuando la Iglesia se inserta en el mundo socio-político para cooperar a que de é surja vida para los pobres no está alejándose de su misión ni haciendo algo subsidiario, sino que está dando testimonio de su fe en Dios, está siendo instrumento del Espíritu, Señor y dador de vida.

Esta fe en el Dios es lo que explica lo más profundo del misterio cristiano. Para dar vida a los pobres hay que dar de la propia vida y aún la propia vida. La mayor muestra de la fe en un Dios de vida es el testimonio de quien está dispuesto a dar su vida. "Nadie tiene mayor amor que el que da la vida por el hermano" (Jn 15,13). Y esto es lo que vemos a diario en nuestro país.

Muchos salvadoreños y muchos cristianos están dispuestas a dar su vida para que haya vida para los pobres. Ahí están siguiendo a Jesús y mostrando su fe en él. Insertos como Jesús en el mundo real, amenazados y acusados como él, dando la vida como él están testimoniando la Palabra de la Vida.

Nuestra historia es, pues, antigua. Es la historia de Jesús que intentamos proseguir modestamente. Como Iglesia no somos expertos en política ni queremos manejar la política desde sus mecanismos propios. Pero la inserción en el mundo socio-político, en el mundo en que se juega la vida y la muerte de las mayorías, es necesaria y urgente para que podamos mantener de verdad y no sólo de palabra la fe en un Dios de vida y el seguimiento de Jesús.

Conclusión: Opción por los pobres: orientación de nuestra fe en medio de la política

Para terminar quisiera resumir lo central de lo expuesto hasta ahora. En la vida eclesial de nuestra Arquidiócesis la dimensión política de la fe, o si se quiere, la relación ente fe y política, no se ha ido descubriendo a partir de reflexiones puramente teóricas y previas a la misma vida eclesial. Naturalmente que tales reflexiones son importantes, pero no decisivas. Estas reflexiones se hacen importantes y decisivas cuando recogen de verdad la vida real de la Iglesia. Hoy, el honor de expresar en este ambiente universitario mi experiencia pastoral me ha obligado a hacer esta reflexión teológica. La dimensión política de la fe se descubre y se la descubre correctamente más bien en una práctica concreta al servicio de los pobres. En esa práctica se descubre su mutua relación y su diferenciación. La fe es la que impulsa en un primer momento a encarnarse en el mundo socio-político de los pobres y a animar los procesos liberadores, que son también socio-políticos. Y esa encarnación y esa praxis a su vez concretizan los elementos fundamentales de la fe.

En lo que hemos expuesto aquí hemos delineado sólo los grandes rasgos de ese doble movimiento. Quedan naturalmente muchos temas por tratar. Se podría haber hablado de la relación de la fe con las ideologías políticas, en concreto con el marxismo. Se podría haber mencionado el tema candente entre nosotros de la violencia y su legitimidad. Esos tomas son objeto constante de reflexión ente nosotros, y los enfrentamos en la medida en que se van haciendo problemas reales, y aprendemos a dar una solución dentro del mismo proceso.

En el breve tiempo que me ha tocado estar dirigiendo la Arquidiócesis han pasado ya cuatro gobiernos diferentes con diversos proyectos políticos. También las otras fuerzas políticas, revolucionarias y democráticas han crecido y evolucionado en estos años. La Iglesia por lo tanto ha tenido que ir juzgando de lo político desde dentro de un proceso cambiante. En el momento actual el panorama es ambiguo, pues por una parte están fracasando todos los proyectos provenientes del Gobierno. mientras Que está creciendo la posibilidad de una liberación popular.

Pero en lugar de detallarles todos los vaivenes de la política en mi país he preferido explicarles las raíces profundas de la actuación de la Iglesia en este mundo explosivo de lo socio-político. Y he pretendido esclarecerles el último criterio, que es teológico e histórico, para la actuación de la Iglesia en este campo: el mundo de los pobres. Según les vaya a ellos, al pueblo pobre, la Iglesia irá apoyando desde su especificidad uno u otro proyecto político.

Creemos que ésta es la forma de mantener la identidad y la misma trascendencia de la Iglesia. Insertarnos en el proceso socio-político real de nuestro pueblo, juzgar de él desde el pueblo pobre e impulsar todos los movimientos de liberación que conduzcan realmente a la justicia de las mayorías y a la paz para las mayorías. Y creemos que ésta es la forma de mantener la trascendencia e identidad de la Iglesia porque de esta forma mantenemos la fe en Dios.

Los antiguos cristianos decían: "Gloria Dei, vivens homo", (la gloria de Dios es el hombre que viva). Nosotros podríamos concretar esto diciendo: "Gloria Dei, vivens pauper". (La gloria de Dios es el pobre que viva). Creemos que desde la trascendencia del evangelio podemos juzgar en qué consiste en verdad la vida de los pobres; y creemos también que poniéndose del lado del pobre e intentando darle vida sabremos en qué consiste, la eterna verdad del evangelio.


Esperanto: Joseph Beuys

ARTES VISUALES
Joseph Beuys

ALE, 1921-1986

I like America, and America likes me


Beuys es el heredero directo de toda la tradición del Idealismo y el arte Romántico del Centro y el Norte de Europa. En su educación serán fundamentales las lecturas de Novalis, Holderlin, Schiller, Jean Paul, Tieck, Nietzsche, Hegel, Kierkegaard y más tarde el teósofo y educador Rudolf Steiner, auténtica columna vertebral de sus teorías sociales que ya había influenciado poderosamente a otros artistas de esta tradición romántica como Kandinsky.

A lo largo de su itinerario, Joseph Beuys pretendió acabar con la idea del arte como una práctica aislada para configurar un concepto «ampliado» del arte, abriendo el horizonte de la creatividad más allá del ghetto del arte. El arte siempre se ha alejado de las necesidades del ser humano y se ha ocupado de innovaciones estilísticas y artísticamente inmanentes. De lo que se trata ahora —sostenía Beuys— es de implicar al «cuerpo social» en su conjunto , de dar paso, a través del arte y su concepción de ampliada de la estética a una teoría antropológica de la creatividad. Para ello en 1974 funda la «Universidad Libre Internacional» junto al premio Nobel de literatura Heinrich Böll. Se trata de una universidad sin sede, donde se ponen en práctica las ideas pedagógicas del artista, ocupando la creatividad un lugar privilegiado como ciencia de la libertad; cada hombre es un artista, con facultades creativas que deben ser perfeccionadas y reconocidas. Adolfo Vásquez Rocca



13 jun 2010

Pienso, luego existo: Adolfo Vásquez Rocca


Joseph Beuys: “Cada hombre, un artista”

Los Documenta de Kassel o el Arte abandona la galeria

Adolfo Vásquez Rocca

CHI

Doctor en Filosofía por la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso y Postgrado en la Universidad Complutense de Madrid en Pensamiento contemporáneo y Estética, Adolfo Vásquez Rocca es actualmente Profesor de Postgrado del Instituto de Filosofía de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso y Profesor de Antropología y de Estética en el Departamento de Artes y Humanidades de la Universidad Andrés Bello. Vásquez Rocca es director de la Revista Observaciones Filosóficas y miembro del Consejo Editorial Internacional de la Fundación Ética Mundial de México, entre otros cargos y distinciones de renombre. Además, se mantiene activo como columnista y colaborador permanente en revistas y publicaciones españolas de filosofía, estética y artes, como A parte Rei, Nómadas, Eikasia, y Debats. MB

1.- Joseph Beuys, la Documenta de Kassel y el concepto de Arte ampliado.

Beuys es el heredero directo de toda la tradición del Idealismo y el arte Romántico del Centro y el Norte de Europa. En su educación serán fundamentales las lecturas de Novalis, Holderlin, Schiller, Jean Paul, Tieck, Nietzsche, Hegel, Kierkegaard y más tarde el teósofo y educador Rudolf Steiner, auténtica columna vertebral de sus teorías sociales que ya había influenciado poderosamente a otros artistas de esta tradición romántica como Kandinsky.

A lo largo de su itinerario, Joseph Beuys[1] pretendió acabar con la idea del arte como una práctica aislada para configurar un concepto “ampliado” del arte[2], abriendo el horizonte de la creatividad más allá del ghetto del arte. El arte siempre se ha alejado de las necesidades del ser humano y se ha ocupado de innovaciones estilísticas y artísticamente inmanentes. De lo que se trata ahora –sostenía Beuys– es de implicar al “cuerpo social” en su conjunto[3], de dar paso, a través del arte y su concepción de ampliada de la estética a una teoría antropológica de la creatividad. Para ello en 1974 funda la "Universidad Libre Internacional" junto al premio Nobel de literatura Heinrich Böll. Se trata de una universidad sin sede, donde se ponen en práctica las ideas pedagógicas del artista, ocupando la creatividad un lugar privilegiado como ciencia de la libertad; cada hombre es un artista, con facultades creativas que deben ser perfeccionadas y reconocidas.

El artista que adhiere al programa de la continuidad arte-vida, opera bajo diversas estrategias para perpetrar el atentando cultural por antonomasia, poner las obras en libertad, en libre circulación, así las obras abandonan la Galería para actuar directamente en la realidad gracias a una disposición artística y política determinada. Este es el sentido de la proposición horizontal de Joseph Beuys “cada hombre es un artista”[4], que opera la apertura de la experiencia estética creadora en el espacio público horizontal, legitimando las capacidades de mucha gente que –teniendo voluntad expresiva y sensibilidad artística- no se veían a sí mismos como artistas. El arte adquiere así un alcance social y una dimensión político-espiritual que intenta dar cuenta tanto de la precariedad como de la grandeza de lo humano como fenómeno de prodigalidad extrema, íntimamente socializadora. De allí que Beuys haya desplegado sus acciones de arte –instalaciones y proyectos comunitarios– en zonas desvaforecidas o “de incertidumbre e inestabilidad” social, intentado introducir en la escena del arte aquello con lo que el hombre ha convivido en su historia natural como especie.

Este proceso encuentra su punto de mayor alcance en la formulación del concepto ampliado de arte y en la búsqueda de la consecución de la obra de arte total. “Esta formula –y esta búsqueda– la practicó Joseph Beuys cuando quiso articular vitalmente lo ético, lo político y lo artístico, la intentó –también– Marcel Duchamp cuando afirmó su idea de arte como filosofía crítica y la explotó Andy Warhol gracias a su prodigiosa habilidad para disolver todo gesto artístico en la esfera de las comunicaciones y el mercado o, en otra palabras, volver la mercancía obra de arte”[5].

En las propuestas de Beuys se alienta el espíritu vanguardista que intenta identificar arte y vida, y proclamar que todo ser humano es depositario de una fuerza creativa. Para Beuys, esa fuerza creativa universal se revela en el trabajo. Y, por tanto, la tarea del artista no es, en su raíz, distinta de la de los no artistas.

La consecuencia más importante de estas concepciones en el desplazamiento del centro de interés creativo. Beuys no buscaba producir objetos, “obras”, sino acciones. Beuys ambiciona la condición del nómada. En el reino del hombre urbano sedentario, quiere ser desplazamiento continuo. Lo nómada es la existencia en un lugar que es camino hacia todos los lugares. Es goce del movimiento; es proyección hacia el volumen completo del espacio[6].

Los objetos de Beuys no son “autónomos”: forman parte de un circuito comunicativo que se despliega en las acciones en que son utilizados. Y después se convierten en signos, o “documentos” según la expresión del propio Beuys, depositarios de la memoria de dichas acciones.

Para Beuys “todo conocimiento humano procede del arte”[7], toda capacidad procede de la capacidad artística del ser humano, es decir, de ser activo creativamente. “El concepto de ciencia es sólo una ramificación de lo creativo en general”[8]. Por esa razón –sostiene Beuys– hay que fomentar una educación artística para el ser humano, pero no como una materia relegada al mero ámbito de las manualidades, sino emplazada estratégicamente en el centro del currículum académico, como el medio más eficaz en la reproducción de la inteligencia técnica y el desarrollo de nuevas miradas sobre las cosas, un campo para el ejercicio crítico de la configuración espacial. De acuerdo a estas convicciones sólo se puede preparar adecuadamente a los futuros ciudadanos mediante este tipo de entrenamiento –inspirado por un concepto de estética ampliado– en competencias necesarias para la solución de las tareas políticas del futuro –urbanísticas, energéticas y sociales–, imbricando en su quehacer todos los medios de expresión humanos.

Que las personas aprendan a mirar es importante en un sentido eminente –señala Beuys–, por ejemplo que vieran que existen conceptos de ciencia distintos, es decir que la ciencia se puede pensar desde diversos paradigmas. “La ciencia no es una cosa fija; lo que sucede es que hay fuerzas poderosas en el mundo que quieren fijar el concepto de ciencia y dejarlo encofrado”. Pero qué es la ciencia en cada momento es algo que hay que estudiar con detalle. “La ciencia de los egipcios era distinta a la de los romanos, y la de la edad moderna es diferente de la ciencia del futuro, eso está muy claro –agrega Beuys–. Así que no cabe decir simplemente que hemos llegado al fin de la historia. Hay que preguntar si el –pretendido– pensamiento exacto de las ciencias naturales es la forma final del concepto de ciencia, o sólo una forma de transición”. Una forma que puede dar paso según las circunstancias al futuro próximo. Así –Beuys– ve los pensamientos humanos también como plástica, la primera plástica que surgió del ser humano. Que el ser humano pueda contemplar sus pensamientos como un artista su obra, esto es, que mire en su pensamiento, esa es la propuesta de Beuys que aquí se suscribe.

2.- Beuys; Arte y antropología o la violencia original de la modernidad.

Las polaridades –Arte y vida, arte y ciencia, cultura y naturaleza– aparecen en la filosofía que Beuys procesa para su propio pensamiento. Beuys buscaba esa obra de arte total, esa imagen de creador absoluto tan cara a los Románticos. Sin duda alguna, su obra se acerca más que ninguna otra a este concepto, en especial por ese dominio del lenguaje que lleva a emplear palabra e imagen. Beuys formuló con el término “proceso paralelo” la importancia del lenguaje en su obra: el elemento material del arte tiene que ir acompañado de la expresión verbal de lo espiritual.

La acción, tal y como el artista la concibe, no es un mero recreo o un acto de provocación y participación, como el “happening” de Fluxus. Es una experiencia catártica, un rito de iniciación donde –desde una perspectiva antropológica– arte y ritual van unidos de un modo dramático en operaciones chamánicas de intensa concentración y hondo alcance espiritual. Para Beuys, como se ve, el concepto del acto artístico tiene un carácter eminentemente antropológico.

Cabe precisar que Beuys era el heredero directo de toda la tradición del Idealismo y el arte Romántico del Centro y el Norte de Europa. En su educación serán fundamentales las lecturas de Novalis, Holderlin, Schiller, Jean Paul, Tieck, Nietzsche, Hegel, Kierkegaard y más tarde el teósofo y educador Rudolf Steiner, auténtica columna vertebral de sus teorías sociales que ya había influenciado poderosamente a otros artistas de esta tradición romántica como Kandinsky.

Arte y vida, arte y ciencia, cultura y naturaleza... Las polaridades aparecen siempre en la obra del artista alemán y recogidas en la filosofía que procesa para su propio pensamiento. Beuys buscaba esa obra de arte total, esa imagen de creador absoluto tan cara a los Románticos. Sin duda alguna, su obra se acerca más que ninguna otra a este concepto, en especial por ese dominio del lenguaje que lleva a emplear palabra e imagen. Como vemos para Beuys el concepto del acto artístico tiene un carácter antropológico.

En Beuys son recurrentes estas puestas en escena de acciones antropológico-sociales, para ello recorre el imaginario del héroe y del anacoreta: el ser que se aleja de la ciudad y luego regresa a ella, el ser que se abstrae de la sociedad y que luego vuelve a formar parte de ella, un ser que necesita “hospitalización” (por eso, el artista es trasladado en ambulancia a la habitación, y desde ella al aeropuerto). La cultura, la civilización técnica, producen inválidos. Así, Beuys se envuelve en fieltro, como un muerto viviente. El enfrentamiento entre el artista y el coyote, su recíproco amansamiento, simbolizan la reconciliación entre cultura y naturaleza. “Esta acción ejemplar, significa magníficamente el nuevo papel que Beuys confiere al artista, intérprete de la crisis, formulador de otras temporalidades, escucha de civilizaciones, magnetizador de los elementos, agitador de los tiempos primordiales que, por su retraimiento e inaccesibilidad, se ha de investir con el don y el poder de reactivar la cohesión colectiva y la creatividad de todos por un retorno imaginario a los tiempos primordiales, al pensamiento original de los ideales y las funciones prístinas”[9].

Beuys en su indagación de lo primordial –de la naturaleza previa a toda civilización– se interna en el territorio de la animalidad y en una de sus performances experimenta “los secretos del coyote”. Los aullidos del animal representan para Beuys la violenta colisión de culturas, el punto neurálgico psicológico del sistema de las energías americanas: “el trauma del conflicto americano con el indio". Convivir con el animal aquí no es salida de la civilización hacia un manantial de vida universal; aquí, lo animal le otorga al artista y, por extensión al hombre, un raro poder: el de atravesar mediante una acción simbólica el vacío íntimo de una cultura para llegar hasta su fondo de angustia y opresión. La teoría crítica atraviesa la sociedad capitalista mediante el concepto y una mirada distante. Pero el artista traspasa desde dentro la desolación que el teórico crítico observa siempre desde una prudente distancia[10].

Durante tres días, Beuys hurga, ausculta, camina sobre la culpabilidad reprimida de la civilización norteamericana. Culpabilidad surgida de la matanza injustificable del indio. El indio debía ser exterminado no tanto para arrebatarle sus tierras, sino por su experiencia más amplia de la libertad. El indio vivía tan libre como el coyote o el búfalo. Por eso, oprimir o exterminar al indígena fue un despedazar la propia bandera de la libertad que la sociedad norteamericana decía representar. La angustia de esta contradicción se retuerce en el fondo oscuro del alma colectiva del país del Norte.

Mediante el coyote-guía, el artista atraviesa un presente de máscaras y arriba al trauma que nació del exterminio de la libertad india. La convivencia con el animal de los aullidos es así escena simbólica para atravesar la intimidad de una cultura y regresar a su trasfondo de trauma y contradicción.

Beuys formuló con el término “proceso paralelo” la importancia del lenguaje en su obra: el elemento material del arte tiene que ir acompañado de la expresión verbal de lo espiritual. Lo ideal y lo real tienden a una convergencia dentro de la plástica social.

Como ya he indicado, una de las grandes metas de Beuys es unir arte y vida. Sólo en este sentido es posible hablar de un Beuys propiamente político empeñado en encarnar el ideario de y el concepto de escultura social, que apunta a toda manifestación que ayude al mundo a recuperar su espíritu y su solidaridad como gran motor de cambio y desarrollo de las condiciones de vida humana.

3.- Sloterdijk; El arte se repliega en sí mismo.

En estas transformaciones del estatuto de lo artístico también ha entrado en crisis la noción misma de autor y el arte se ha vuelto difuso como oficio o actividad específica ejercida sólo por artistas y virtuosos. Desvaneciéndose las utopías de trascendencia mediante el arte y desarticulando desde dentro del sistema de las artes el proyecto mismo de monumentalidad sistemática en la obra de arte. El hecho es más bien indicativo de una estetización a gran escala de la realidad, o –si se quiere– de una "cultura estetizada" donde la realidad según Richard Rorty[11] deviene una narrativa exitosa, una pluralidad de contextos y retóricas de sentidos diversos y lenguajes que construyen verdades –afirman visiones del mundo– desde la propia pulsión creadora artística, adquiriendo así, por lo demás, lo artístico un estatuto ontológico propio, no quedando ya subordinado a ser una mera representación de una realidad, sino más bien convirtiéndose en una interpelación de ella e incluso en una instalación de la misma con nuevas categorías que surgen de estas derivas con base en la pluralidad y en la fragmentación de lo real. Así pues, no se trata –simplemente– de una estetización de lo banal amparada por un proceso de masificación del gusto y del juicio estéticos; ni tampoco de la perdida de sentido histórico hasta convertir las obras en adornos y ornamentos superficiales, averiados en su sentido; tal vez uno de los recaudos que sí convendría tomar es ante el proceso de globalización del consumo de arte, donde el gusto se da como "elitismo de masas", las que consumen información artística pero con una actitud de shopping propia de la sociedad del espectáculo y el imperio de la moda, devorando las producciones artísticas, sobre todo las audiovisuales que exigen un menor esfuerzo. Prolifera así una estética que reivindica el "mundo del arte", es decir, "todo lo que tiene que ver con el arte exceptuando el arte mismo"[12]: la empresa cultural que gira en torno al artista, desde los críticos conciliadores, los curadores convertidos en súper-estrellas, pasando por los compradores hasta los snobistas, la farándula y los pseudo-intelectuales[13].

Ante la ambigüedad, inmediatez y sensualidad de la producción artística el curador –el administrador de la “conciencia del arte"– ejerce la función de hermeneuta y editor de la obra expuesta, produciendo el texto para un catálogo, una cartografía de la exposición, un texto para la prensa, un acta para un jurado, uno para la institución, otro para la pedagogía y la sociología del gusto, finalmente un texto para autentificar una obra; en suma, una estrategia de mercadeo a través de una amplia gama de producciones textuales –en un comercio de frases-– cuyo objetivo tácito es el de publicitar: hacer publico y formar un público para lo obra.

Como lo señala Sloterdijk en “El arte se repliega en sí mismo”: “Los museos, bienales y galerías son las instituciones actuales para la producción de visibilidad estética, y la misma producción estética se haya irremisiblemente colonizada museística y galerísticamente. Allí donde hay una galería, hacia ella fluye el arte [14].

De este modo la producción del arte gira en torno a la producción de exposiciones. El aparato moderno de mediación del arte se ha instalado como una máquina de mostrar que desde hace ya largo tiempo es más poderosa que cualquier obra individual a exponer. De allí también el protagonismo que han adquirido los curadores –dado que se les consigna el rol de editar, esto es, de dar un sentido a un conjunto de producciones que si no fuera por la unidad dada por el crítico como interprete super-dotado las obras aparecerían en su radical autonomía, dispersas, sin animo de suscribir ninguna teoría del arte, ni adscribirse a tendencia alguna que le reste peso de realidad a su radical voluntad expresiva -necesariamente individual- insurrecta y resistente a ser subsumida en un catalogo homogeneizador. La producción de exposiciones, con su correspondiente tranza bursátil, su núcleo mercantil y la puesta en escena fashion como parte de las estrategias socializadoras con que el mercado del arte y la sociedad de espectáculo coquetea con una clase intelectual cada vez más farandulera, seducida por los flash y la ocasión socialite ampliada en las páginas de la prensa cultural. Esta corte con sus flancos publicitarios, sus sistemas de influencia y especulación se ha vuelto autónoma por encima del valor de las obras expuestas y no muestra en última instancia ningún otro poder creativo que el suyo propio, el de la exposición misma. Como certeramente apunta Sloterdijk en la presentación de una exposición en Alemania “El arte se repliega en sí mismo”[15]: El negocio del arte tiene como conflicto su hacerse visible. El negocio del arte es así un sistema de celos y exhibicionismo. En él, el deseo de las obras consiste en convertirse en objetos de deseo. El mercado los hace sensuales, el hambre de deseo los hace bellos, la obligación de llamar la atención genera lo interesante[16]..

Pero en su fuero íntimo las obras desean sustraerse al régimen de visibilidad, es decir, replegarse sobre sí misma. Casi nada en ella ofrece superficies vulnerables a la mirada. La obra permanece plegada, enrollada en sí misma, encuadernada en sí misma, por así decirlo, cerrada. Su día de exposición y despliegue no es hoy, tal vez ya no lo sea, tal vez no lo sea aún. No obstante tiene una forma de existencia, aunque no una del tipo habitual. La presencia de la obra no es ni la presencia de su valor ni de aquello que contiene de visible. No se revela en su plenitud, se mantiene en un ángulo agudo respecto al mundo, la curiosidad no puede leerla hasta el final y consumirla, la mirada choca con las cubiertas. En algunos casos el pliegue es tan denso que uno ni siquiera puede convencerse de si en realidad hay obras en el interior. Uno vacila involuntariamente entre dos hipótesis: dentro hay algo, dentro no hay nada”[17]. Algo que nos recuerda que las inversiones de los artistas en sus cuadros son altas. En los objetos están sedimentados vida, ideas, tensiones. ¿Dónde está la pared blanca en la que pueda ser extendida la totalidad de superficies plegadas? ¿No sería bueno que existiera una pared así? ¿O esas obras han rehusado por su cuenta dicha pared? ¿Se han resignado ante su imposibilidad de ser descubiertas? ¿Están enfadas con la pared blanca? En aquella otra pared hay un cuadro blanco sobre fondo blanco o sólo un espacio, el vacío de un cuadro robado por su propio pintor?.

Las obras no dejan percibir nada sobre sus experiencias con paredes y galerías. Su historia previa cuenta poco en el momento. Su estar por ahí tiene algo de repentino y casual. Ahora permanecen plegadas en sí mismas ante nosotros, no alegan nada en su defensa, no muestran enojo, no toman ninguna iniciativa contra sí mismas, se preservan. Reclaman algo de espacio al margen, sin jactarse de su existencia. Están en el margen, humildes como estanterías en una bodega; puestas, no expuestas; colocadas unas junto a otras, no presentadas en primer plano[18].

¿Están tristes esas obras? ¿Tienen nostalgia de las grandes paredes vacías? ¿Se sienten no realizadas en su íntimo ser-para-la-compra? ¿Simulan ante las grandes exposiciones una capacidad para el exilio de la que se arrepienten secretamente?


¿Pueden los artistas ensimismarse y convertirse en autistas, abandonar el arte sin exponer? Pero qué es lo que tendrían que abandonar realmente, tal vez sólo el sistema de galerías y visualidad social. Es decir aquello en lo que ya no está el arte, sino más bien donde se le encubre y enmascara.

Este fue, sin duda, el sentido del gesto iconoclasta de Beuys (1921-1986) con su declaración de abandono del arte, con el que puso en operación el sueño vanguardista de la disolución del arte en la vida. Quizás haya que poder fracasar como artista para avanzar como hombre. Quizás deban descansar incluso los mismos poderes creadores de obras como terrenos ya demasiado explotados durante largo tiempo. Los desmontajes de la felicidad creativa muestran al arte la dirección para hacerse a un lado.

A Beuys el utopista, el pintor, el escultor, el diseñador gráfico, el performer, el teórico del arte, el político, el poeta, el dandy, el hombre de las cavernas, el profesor, el líder carismático, el chamán, el padre de familia, el héroe de guerra incombustible[19], condecorado dos veces con la Cruz de Hierro, el que se reconvirtió en político pacifista y militante del partido verde, a él, no le interesaba exponer. Para Beuys exhibir fue siempre sólo una excusa para hablar de la utopía del Arte ante audiencias numerosas. Beuys fue un ácido crítico el sistema del Arte y se resistía a que su obra quedara confinada a galerías, museos y páginas culturales de la prensa del espectáculo.

Pese a la apuesta absoluta de Beuys por la utopía del continuo arte-vida, éste no es un tiempo del cual esperar mucho. “Pronto saldremos también de esta sala –señala Sloterdijk en la introducción a una Exposición particular en Kassel–; y ninguna distancia habla ebria de una futura gran felicidad. Pero lo visto es lo visto. ¿Qué es visibilidad? Quizás la cotidianeidad de la revelación. ¿Qué es entonces revelación? Que algo nos ilumine con su visibilidad. Cuando estamos al aire libre. Cuando estamos tan afuera que el mundo se muestra”[20].



[1] Artista, profesor y activista político alemán. Nació en Krefeld el 12 de mayo de 1921. En 1940 fue piloto de un bombardero. En el invierno de 1943 su avión se estrelló en Crimea, donde los tártaros le salvaron la vida al envolverle el cuerpo con grasa y fieltro, materiales que aparecerán una y otra vez en su obra. Después de participar en diversas misiones de combate, fue hecho prisionero en Gran Bretaña desde 1945 hasta 1946. Posteriormente, Beuys estudió pintura y escultura en la Academia Estatal de Arte de Düsseldorf desde 1947 hasta 1952. Durante la segunda mitad de la década de 1950 trabajó como peón en una granja. En 1961, regresó a Düsseldorf para dar clases de escultura. Fue expulsado en 1972, por apoyar a los estudiantes radicales, pero fue readmitido seis años más tarde. Sus campañas a favor de la democracia directa, el medio ambiente y otras causas similares incluyeron la utilización de un local de la Documenta de Kassel en 1972 como oficina, la presentación sin éxito de su propia candidatura para el Bundestag (cámara del Parlamento) en 1976, y la campaña para plantar numerosos árboles en Düsseldorf. Su obra abarca desde performances como “Coyote: Me gusta América y a América le gusto yo” (1974), en la que convivió con un coyote (y un cobertor de fieltro) en una galería de Nueva York, hasta esculturas como El final del siglo XX (1983), que consiste en 21 piezas de basalto taponadas con grasa y objetos más convencionales, entre los que se incluían numerosos dibujos y acuarelas. Murió en Düsseldorf el 23 de enero de 1986.

[2] “Arte ampliado”: La auténtica obra de arte reside en la transformación de la conciencia del espectador para activar la realidad y el pensamiento.

[3] BEUYS, Joseph, BODENMANN-RITTER Clara, Joseph Beuys: cada hombre, un artista: conversaciones en Documenta 5-1972, Editorial Visor, Madrid, 1995.

[4] BEUYS, Joseph, BODENMANN-RITTER Clara, Joseph Beuys: cada hombre, un artista: conversaciones en Documenta 5-1972, Editorial Visor, Madrid, 1995.

[5] VALENCIA CARDONA, Mario A., “Los orígenes del arte crítico: La metáfora Rothko”, En Revista de Ciencias Humanas, UTP, 2005.

[6] IERARDO, Esteban “La liebre y el coyote; encuentros con lo animal y lo secreto en la obra de Joseph Beuys”, en Temakel, 2005.

[7] BEUYS, Joseph, BODENMANN-RITTER Clara, Joseph Beuys: cada hombre, un artista: conversaciones en Documenta 5-1972, Editorial Visor, Madrid, 1995, p. 71

[8] Ibid.

[9] LAMARHE-VADEL, BERNARD, Joseph Beuys. Ed. Siruela. Madrid, 1994.

[10] IERARDO, Esteban “La liebre y el coyote; encuentros con lo animal y lo secreto en la obra de Joseph Beuys”, en Temakel, 2005.

[11] VÁSQUEZ ROCCA, Adolfo, "Rorty: el Giro narrativo de la Ética o la Filosofía como género literario", en PHILOSOPHICA, Nº 29, 2006, Revista del Instituto de Filosofía de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, pp. 323 – 334

http://serbal.pntic.mec.es/~cmunoz11/vasquez42.pdf

[12] GARDNER, James, ¿Cultura o Basura?, Acento Editorial, Madrid, 1996, p. .24

[13] FAJARDO , Carlos. "Arte de mediocre convivencia", En: Magazín, El Espectador, Santafé de Bogotá, abril de 1999.

[14] SLOTERDIJK, Peter, “El arte se repliega en sí mismo”, Documenta XI. Kassel, En Revista Observaciones Filosóficas, Sección Estética, 2007.

http://www.observacionesfilosoficas.net/elarteserepliega.html

[15] SLOTERDIJK, Peter, “El arte se repliega en sí mismo”, Documenta XI. Kassel, En Revista Observaciones Filosóficas, Sección Estética, 2007. http://www.observacionesfilosoficas.net/elarteserepliega.html

[16] VÁSQUEZ ROCCA, Adolfo, "¡ El Arte abandona la galería ! ¿A dónde va? ", En ESCANER CULTURAL, Revista de arte contemporáneo y nuevas tendencias, Nº 100 – diciembre 2007, Santiago.

http://revista.escaner.cl/node/544

[17] SLOTERDIJK, Peter, “El arte se repliega en sí mismo”, Documenta XI. Kassel, En Revista Observaciones Filosóficas, Sección Estética, 2007. http://www.observacionesfilosoficas.net/elarteserepliega.html

[18] SLOTERDIJK, Peter, “El arte se repliega en sí mismo”, Documenta XI. Kassel, En Revista Observaciones Filosóficas, Sección Estética, 2007. http://www.observacionesfilosoficas.net/elarteserepliega.html

[19] Beuys sobrevivió envuelto en fieltro y grasa a las quemaduras tras un accidente del avión militar que pilotaba sobre Crimea.

[20] SLOTERDIJK, Peter, “El arte se repliega en sí mismo”, Documenta XI. Kassel, En Revista Observaciones Filosóficas, Sección Estética, 2007. http://www.observacionesfilosoficas.net/elarteserepliega.html